Texto descriptivo de la foto
Imagen 2 de 10

Manantiales y Fuentes de Andalucía

Fuente de PUERTA CERRADA

Localización

Nombre del manantial/fuente:
Fuente de PUERTA CERRADA

Otros nombres conocidos:
Fuente de los Delfines

Pedanía, aldea, paraje o pago:
Plaza de Puerta Cerrada (Casco urbano)

Municipio:
Ecija

Provincia:
Sevilla

Coordenadas UTM (ETRS89):
X: 314940,571    Y: 4156833,631   Huso: 30
Altitud: 105 m
Nombre de la cuenca:
Guadalquivir

Nombre de la subcuenca:
Bajo Genil

Nombre de la masa de agua (si procede):
Altiplanos de Écija (05.44)

Nombre del Espacio Natural Protegido (si procede):
No se encuentra incluida en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía

Procedencia del agua

Nombre del lugar o sierra de donde se supone procede el agua:
Suministro urbano

Naturaleza de las rocas por donde se supone circula el agua:
Rocas detríticas

Tipo de elemento

Fuente-abrevadero abastecida por el Arca Real del Agua (S. XVI), que era dependiente del río Genil

Descripción

La «Fuente de Puerta Cerrada» se encuentra en el municipio de Écija, ciudad ubicada en la comarca de la campiña sevillana, al Este de la provincia y asentada en el Valle del Genil. Limita al NO de la provincia de Córdoba, al S con la Sierra Sur de Sevilla y al O con la campiña de Carmona. Como es habitual en las fuentes urbanas, ésta recibe su nombre del lugar donde se halla emplazada, en la populosa plaza de «Puerta Cerrada» (también conocida popularmente por barrio de Puerta Cerrá, en lenguaje castizo), una de las históricas puertas de acceso a la ciudad. Actualmente «la fuente de Puerta Cerrada», también conocida por «fuente de los delfines», se encuentra inventariada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (I.A.P.H.).

La fuente original de «Puerta Cerrada» es de estilo renacentista, del siglo XVI, junto con las obras hidráulicas públicas efectuadas para la traída de aguas a la ciudad de Écija durante el reinado de Felipe II (1556-1598). Su actual ubicación en dicha plaza se remonta hacia el último tercio del siglo XVIII, y es la versión arquitectónica definitiva, la que llega hasta nuestros días (Fotos 1 y 2). Ésta se caracteriza por las esculturas que la componen, esto es, sobre la base de granito de un pilón circular se alza un conjunto pétreo que representa las figuras de cuatro mamíferos cetáceos (delfines, que dan ese otro nombre popular a la fuente antecitada), cuyas colas se entrecruzan hacia el cielo erigiendo la efigie de un angelote quien, con su mano derecha sostiene una caracola y que, a través de ella, despide aguas al pilón. El aspecto actual está sujeto a la última intervención, efectuada por el restaurador Mariano Oñoro López hacia la segunda mitad de los años 80 del pasado siglo.

En la actualidad, el agua de la fuente se suministra a partir de la red municipal. Originariamente la construcción de esta fuente formaba parte de un proyecto de red pública de abastecimiento firmado por el arquitecto cordobés Hernán Ruiz III (1534-1606), el 16 de febrero de 1584, y que, debido a incidencias y pleitos, las obras fueron continuadas por el maestro de obras ecijano Francisco Fernández de Medellín. Este “proyecto constituiría el primer intento con éxito de dotar de suministro estable de agua potable a la ciudad desde los tiempos romanos, estando en funcionamiento hasta el siglo XIX”. (Ordoñez Agulla, S. y García-Dils de la Vega, S. “El suministro de agua a Colonia Augusta Firma a la luz de los nuevos descubrimientos arqueológicos epigráficos. El Arcula Terentiani”, Granada, 2021: 500).

La «fuente de Puerta Cerrada» era una de las cuatro fuentes públicas urbanas (las otras, en Puerta de Osuna, Puerta de Palma y en la Plaza Mayor (en esta plaza se construye la denominada “Fuente de las Ninfas”) y que, dentro del citado proyecto, dependía de la traída de aguas del río Genil (los manantiales cercanos, la principal fuente de los Cristianos (ficha CTF 6704) y otros manantiales era(n) insuficiente(s) para semejante acometida), lo que mediante un sistema de cañerías, conducciones subterráneas de atanores cerámicos, acueductos y presas el agua del Genil sería conducida hasta un edificio de nombre “Arca Real del Agua”, lo que, mediante un sistema de vasos comunicantes, distribuía el agua a diferentes puntos de la ciudad. De las infraestructuras hídricas, el Arca Real fue sometida a una compleja intervención integral de rehabilitación y restauración que comenzó en 2006 y finalizó en 2009, bajo la dirección del arquitecto Ignacio Capilla Roncero.

Instalaciones asociadas

Fuente urbana

Uso del agua

Otro: Ornamental

Acceso y uso público actual

Acceso: Sin dificultad Uso público actual: Bajo
Valoración de las instalaciones y facilidad de uso:
Satisfactorias. Situada en una populosa plaza urbana, con bancos para descanso y bares y otros comercios en sus alrededores. El acceso al Arca Real del Agua, situada en calle Doctrina (nomenclatura de 1816, conocida también por calle de los Niños de la Doctrina) nº 5, entre la calle del Conde y la Plaza de la Compañía, requiere previa cita para grupos o particulares en Oficina de Información del Palacio de Benamejí (Museo Histórico Municipal).

Estado de conservación

Bueno

Amenazas, impactos y presiones

Ninguna.

Descripción hidrogeológica

La entidad hidrográfica principal que nos ocupa la forma el río Genil, que atraviesa el término municipal de Écija en dirección Este-Oeste hasta llegar a Écija en dirección Norte. Este río pasa por las ciudades de Granada (donde nace en la unión del río Real y del Guarnón), Loja, Puente Genil y Écija, desembocando en el término municipal de Palma del Río, por la margen izquierda en el río Guadalquivir, ríos navegables en época romana el transporte fluvial Genil-Guadalquivir del comercio de aceite de la colonia Augusta Firma Astigi.

Para profundizar en el contexto hidrogeológico, se recomienda consultar el informe del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), en relación a la masa de agua subterránea (05.44) Altiplanos de Écija (véase Foto 12).

Descripción arquitectónica

“Fuente grande de piedra, destinada al servicio público”, describe Pascual Madoz (Madrid, 1847: 434) a la fuente llamada de Puerta Osuna a mediados del S. XIX. La descripción arquitectónica que más se aproximaría a su aspecto actual (véanse Fotos 1 y 2), nos la ofrece el antropólogo Pedro A. Cantero: “En un pilón circular [de poco más de medio metro de altura], sobre una base de granito, se alza un conjunto de mármol con cuatro delfines y un angelón que sostiene una caracola por la que sale el agua. Si en un tiempo hubo grifos, todavía se recuerda haber llenado los cántaros con cañas; hoy sólo tiene valor ornamental en lo que es una plaza populosa y alegre”. (A. Cantero, P. Demófilo. Revista de cultura tradicional de Andalucía, núm. 27 (1998), Las fuentes de Écija, Pedro A. Cantero, 1998: 148). El aspecto actual de la fuente, como se comentó en el anterior apartado, “se debe al restaurador Mariano Oñoro López (así lo indica la inscripción tallada sobre la base pétrea cuadrada que sostiene el conjunto monumental, “Me restauró Mariano Oñoro L. en 1987”), siendo alcalde de la ciudad, Juan Álvarez Pernía. Previo a su restauración, la fuente mostraba el cuerpecito de un angelote relleno por una mole que deformaba el torso de la efigie (véase Foto 3), haciéndola irreconocible. Oñoro López desmontó la fuente y se la llevó a su taller (véanse Fotos 4 y 6). El diseño que Oñoro realizó fue aprobado por el Excmo. Ayuntamiento de Écija (véase Foto 5), para cuya restauración (Foto 6) empleó, entre otros materiales, rocas calizas procedentes de Guillena y de Lucena”. (Información aportada por Fernández Pro-Ledesma, F, en el programa nº 17 de “La rebotica del Cojuelo”).

Antecedentes históricos

El origen etimológico “Puerta Cerrada” a que da nombre fuente y plaza (espacio abierto y antepuerta del primitivo acceso a la ciudad), “desde la publicación de la obra del P. Roa corre admitida por todos los que se han ocupado de la historia y antigüedades de Écija la tradición de que la puerta se llamó así porque cuando Tarik estableció su campamento en la Fuente de Los Cristianos, frente a Écija, para combatirla, fue ésta la única puerta que permaneció cerrada durante todo el tiempo que duró la expugnación de la plaza. La explicación, no obstante, tiene visos de ser una conseja; durante la dominación musulmana esta puerta se llamó Bab-Risk”. (Hernández Díaz et al. 1951, 751). Así pues, se trata de una de las puertas de entrada a la ciudad, recinto amurallado almohade (destruido en época califal, siglo X, y reconstruido en el siglo XII, tras la conquista cristiana), y pasado romano, que configuraba el urbanismo articulado a partir de dos ejes vertebrales: vía Este-Oeste (Puerta del Puente y Puerta Cerrada) y vía Norte Sur [Puerta de Palma (llamada puerta de la Verdad durante la Écija romana (Colonia Augusta Firma Astigi) y Puerta de Osuna]. O, como también refiere el autor citado, “ (…) la Puerta Cerrada de la que aún se conservan en el estrechamiento existente a la salida de la calle del Duque de la Victoria los machones de la muralla entre los que se abría el arco de la puerta y detrás del edificio de la cárcel muros y bóvedas que parecen haber formado parte de la organización defensiva de la puerta, como asimismo en la esquina de la plaza de la Puerta Cerrada (hoy Fernando González Aguilar), se halla empotrado un gigantesco fuste romano aprovechando probablemente en la obra de reconstrucción que sufrió la puerta en 1697; en ella debió también edificarse el gran balcón corrido que existió sobre esta puerta y en el que se verificó la proclamación de varios monarcas. (Proclamación de Carlos III: 12 de octubre de 1759.- “hasta llegar a la Puerta Cerrada y estando bajo su arco, contiguos a una puerta pequeña donde dá principios la escalera que se dirige a la eminencia de dicha torre… y subiendo a un balcón que está sobre dicha puerta…” (Libro de Actas capitulares de 1759). En la plaza situada delante de ella solían realizarse fiestas de toros, para lo cual se quitó la fuente que allí había, colocándola un poco más desviada, en el lugar en que hoy subsiste. (Cabildo de 4 de junio de 1779. Atendiendo a la mayor comodidad que resulta para el vecindario de que la fuente llamada de Puerta Cerrada permaneciera en el sitio donde estaba colocada, al que se mudó con motivo de las cuatro corridas de toros que hubo en los años 1774-1775, el Cabildo acuerda que quede allí. (Arch. Mpal. Libro de actas capitulares de 1779. Hernández Diaz, Sancho Corbacho y Collantes de Terán, en el Catálogo Arqueológico de la provincia, 1951). Información facilitada por García-Dils de la Vega, S.).

Hasta el siglo XVI, la “Fuente de los cristianos”, sito “pago de los Viejos”, constituyó el abastecimiento de agua potable más importante de la ciudad. Los diversos manantiales cercanos a la población eran insuficientes para su abastecimiento, lo que llevó al ayuntamiento replantearse la antigua idea de aprovechar el caudal del río Genil. En el verano de 1583, era llamado a Écija Juan de Ochoa, maestro mayor de obras de la ciudad de Córdoba, cuyo proyecto consistía en construir una noria para que el agua fuese conducida a Écija a través de una cañería y luego traída a un arca que estaría construida “junto a las casas de Brasa”, situadas en la calle San Miguel (próxima a la actual Plaza de Toros), que, por hallarse a una cota bastante elevada, permitiría que el agua llegase con “peso” y fuerza suficiente al centro de la población. En un plano de 1826 aún aparecen reflejadas esas conducciones. Desde aquí se harían cuatro cañerías que, bajo el suelo de las calles, conducirían el agua a las cuatro fuentes principales, Puerta Cerrada, Puerta de Palma, Puerta de Osuna, Plaza Mayor y a otros puntos no identificados de la ciudad. En todos los lugares mencionados se harían fuentes ornamentales de piedra inspiradas en algunas de las fuentes que existían en las plazas de San Salvador y del Potro de la ciudad de Córdoba”. (A.P.N.E., leg.550, ff. 614r y ss., García León, G. y Martín Ojeda, M., Écija artística. Colección documental siglos XVI y XVII, 2018: 279-280). Las obras de la traída de agua a Écija fueron pregonadas en varias ciudades de Andalucía. El adjudicatario fue Hernán Ruíz III, maestro de obras de Córdoba. Pero a finales de 1584, los descuidos de la obra y el incumplimiento de las obligaciones adquiridas en el contrato provocó la denuncia por parte del Ayuntamiento contra Hernán Ruíz III, quien fue encarcelado. Ante la falta de una persona responsable para la dirección del proyecto, se recurrió al maestro de obras ecijano Francisco Fernández de Medellín. En mayo de 1585 Diego de Montemayor, cantero de Puente Genil, estaba realizando las 45 losas de piedra para las tinajas de registro de la cañería del agua, cuando se comprometía, además, a tallar por 176 reales un pilar de jaspe, de 2,40 m de altura, para la fuente de Puerta Cerrada. A finales del siglo XVI, la descripción de Pedro de Medina en Écija y sus cosas notables, publicada en 1595 (Cap. XXI), se afirma que Écija:

“está asentada en la ribera del río Xenil, el qual yendo crecido, bate en las murallas de la ciudad, en cuyas riberas tiene muchos molinos y aceñas de pan, batanes para labrar paños y muy hermosas huertas con muchos frutales… Sacan de muchos lugares el agua del río Xenil para regar los algodonales, cáñamos, huertas y otras heredades con ingenios de ruedas muy altas, asentadas sobre sus pilares fuertes dentro del agua, a las quales ruedas haze andar la corriente del río, y con el movimiento levantan aquellas ruedas gran quantidad de agua en unas caxetas de madera. Ay ruedas destas que levantan el agua en alto quatro y cinco estados. Y de aquí llevan el agua por sus caños y acequias para regar lo que ha menester: Óyese por gran distancia el ruydo de aquellas ruedas, especialmente de noche, que parecen hacer consonancias de música”. (Medina, Pedro de., Primera y segunda parte de las grandezas y cosas notables de España. Alcalá de Henares, impreso por Juan Gracián, año 1595. De Op. Cit. 2018: 285).

EL ARCA REAL DEL AGUA (véanse Fotos 9 y 11) del siglo XVI, construida para distribuir el agua del río Genil a las referidas fuentes, “debía cumplir varias funciones según el autor Pedro Juan de Lastanosa: conocer dónde se pierde agua en caso de fuga, regulación de la presión y caudal, y filtrado y depósito de elementos que acarrea el agua. Para su ubicación, según consta en la documentación del Archivo Histórico Municipal, se barajaron en la barrera de Santa María o la cárcel de caballeros. Sin embargo, la ubicación definitiva sería la calle Niños de la Doctrina, a la misma altura que la propuesta por los maestros ecijanos Juan Barrasa y Gregorio Tirado en 1565, pero en el lado opuesto de la barrera de Santa María.

Allí se construyó un pequeño edificio en el que, a una altura de 3,60 m sobre el nivel de la calle, se ubicó una balsa rectangular con una profundidad de 25 cm al que llegaba el agua aportada por la cañería desde el manantial merced al principio de los vasos comunicantes.

Este atanor se alojaba en el macizo inferior de cimentación del aljibe y ubicada en una posición central de la piscina, para que el agua, sin solución de continuidad, y de un modo análogo a cómo funcionaba los castella dinisoria de Nemausus o Pompeya, pudiese salir mediante gravedad por los atanores descendentes dispuestos en el perímetro y se distribuyeran a las fuentes mencionadas, una en la plaza principal y otras tres en las puertas de la ciudad.

Los pormenores de fijación de la cimentación, construcción de la torre y materiales de la balsa que constituía el núcleo básico de esta infraestructura fue descrito en un documento de la época, el Libro de Pajas del Agua, (AME, Libro de Pajas de Agua y otros utensilios (1584-1594), lib. 2370, fol. 11.) de la siguiente manera:

«Iten, es condición que en esta dicha arca de repartimiento se haga una canja de quatro varas de ancho quadradas y dos varas de hondo y a plana nivel la cierre de hormigón hasta una tercia más baxa que la flor de la tierra y allí le eche su cepa hasta que enrase con la superficie de la tierra y luego forme su torrezilla macica de tres varas medio a medio desta dicha cepa y asi la suba a la altura que convenga para que salte las cinco varas en la fuente principal, porque repartidor y caxa a de ser de metal y de allí arriba forme sus paredes de dos ladrillos a la redonda a altura de dos varas y en ella dexe su puerta de dos tercias de ancho y cinco tercias en alto y lo alto lo cubra una capilla uida de un ladrillo de peralte con desbán de quatro hiladas por de fuera siendo la una enchapadura y las demás maciza hasta enrrasar con la bóveda por la parte alta haciendo con quatro limas y lo suele de ladrillo rascado de rebocado y en medio le eche su remate de cantería que tenga una vara de alto y el gruesso a proporción y aquesta arca y torres se a de rebocar y espesar por de fuera cortando las mezclas a un ancho y poner una puerta con su cerradura y hacer una escalera para subir a esta dicha arca por la parte más cómoda que convenga». (Ordoñez Agulla, S. y García-Dils de la Vega, S. “El suministro de agua a Colonia Augusta Firma a la luz de los nuevos descubrimientos arqueológicos epigráficos. El Arcula Terentiani”, Granada, 2021, p. 500-502).

“El pequeño edificio del Arca Real (véanse Fotos 9 y 11) presenta al exterior una interesante fachada coronada por escudos (véase Foto 10). El del centro, ejemplo de la heráldica española de época Moderna, es fácilmente reconocible como las armas de los Austrias entre 1580 y 1668. Flanqueando el escudo real, bajo sendos frontones, se encuentran los emblemas de Écija y otro cuyo contenido no es reconocible hoy día.

En el interior del edificio se localiza la pieza fundamental que garantizaba el correcto funcionamiento del arca, una balsa situada a una altura suficiente para suministrar el agua a fuentes y edificios principales con la presión necesaria.

Tras la pérdida de su función como uno de los edificios públicos más importantes de la ciudad, el Arca Real del Agua entró en una lenta decadencia que fue arruinando tanto el edificio como sus instalaciones interiores, encontrándose ya en un estado realmente lamentable a principios del siglo XXI”. (Información Panel Arca Real del Agua (2014), por García-Dils de la Vega, S).

En diciembre de 1640, era preciso reparar la fuente de Puerta Cerrada. Para ello se encargó al cantero Pedro de Morales, vecino de Cabra, que tallara una nueva taza de jaspe rojo que debía medir 146 cm de diámetro. Por la piedra, hechura y transporte el Ayuntamiento le abonaría 650 reales. Dos meses más tarde se encargaba el mismo cantero, y para la misma fuente, una taza de idéntico material, de 80 cm de diámetro, un pedestal y una pirámide “con una bola ensima y, en la bola, dos soles, que son las armas desta ciudad”. Todas estas piezas debían ser colocadas sobre la taza grande que se menciona en el primero de estos dos encargos. El precio convenido fue de 300 reales. (García León, G. y Martín Ojeda, M., “Écija artística. Colección documental siglos XVI y XVII”, 2018: 287).

Sabemos por Correo de Madrid (Ó de los ciegos) que en el siglo XVIII (1787), se tenía referencias de la nombrada fuente de los delfines: “(…) a la parte del río, y en el terreno que va arrimado, se construyó un pequeño paseo, que llaman el Retiro, con su muralla alrededor, que sirve también de asientos, y en medio una gran fuente con 4 delfines, costeado todo por el Excmo. Sr. D. Antonio Barradas, Marqués viudo de Peñaflor (…)” (Madrid, Tomo I, 1787: 55).

Durante la segunda mitad del siglo XIX (1851), “la escasez de agua potable, que de algunos años á esta parte se nota en Ecija, hizo que su Ayuntamiento no mirase con indiferencia un asunto de tanto interés para el vecindario, tratándose de la carencia de un artículo de primera necesidad: á el intentó, y por vía de ensayo, hizo construir un depósito cual se acostumbra en otros pueblos, designando para ello la plazuela de Puerta Cerrada. En el centro de la misma había una fuente de piedra de mal aspecto, llena por lo general de charcos y suciedad á su inmediación, como que servía para dar agua en su pilón a las caballerías: en ese mismo sitio, pues se dispuso en edificar el indicado depósito, que es un cuerpo octágono de ladrillo de unas seis varas de altura, con óvalos en sus frentes, cornisa y cupulín con bonitos remates. A el decidirse la municipalidad á hacer este gasto tomó en cuenta ante todo las muchas horas que invertía el público en surtirse de agua por un solo caño, haciendo la mejora de poner cuatro y que llenasen momentáneamente las basijas con la represa de la noche”. (Garay y Conde, J.M. “Breves apuntes históricos-descriptivos de la ciudad de Écija", 1851: 392-393).

El mismo autor se refiere a la fuente de los delfines: “la gran fuente de los Delfines, situada en una especie de plazuela que está a la entrada de dos puertas cancelas, una para carruage y caballos y otra para los que van á pié; esa fuente, decimos, se ve circuida constantemente de flores, entre la cual y el inmediato puente se eleva una elegante columna de jaspe, que tiene su arranque de un pedestal, en la cual está colocada la estátua de San Pablo Apóstol, patrón de la ciudad, la cual siendo de piedra se cometió la extravagancia de dorarla, rebajando así su mérito. Desde ese punto se ve en lontananza al fin del paseo un enverjado pintado de verde, que coge las tres calles con enverjados, que facilita la entrada á los jardines”. (Op. Cit. 1851: 355-356).

La fuente permanece en sitio actual desde el siglo XVIII, debido a que fue trasladada con motivo de las cuatro corridas de toros que hubo en los años 1774 y 1775, como ya se ha comentado anteriormente. De esta manera, el Cabildo acuerda su permanencia en Libro de actas capitulares de 1779 (recogido por Collantes de Terán en Hernández-Sancho-Collantes de Terán 1951: 348 n. 754).

Para concluir este apartado, quisiera hacer referencia a la importancia de un edificio histórico singular ubicado en la plaza de Puerta Cerrada, LA CILLA, del cabildo eclesiástico, “donde se encontraban los graneros en los que se guardaban los cereales y que se recaudaban en Écija en concepto diezmos, y que pertenecían al Arzobispado de Sevilla. Inicialmente situada la Cilla en la collación de Santa Bárbara (también conocida con el nombre de Platería), a comienzos del siglo XVI, a partir de 1538 la Cilla fue trasladada a la zona de Puerta Cerrada, concretamente a la plazuela de los Remedios (entonces conocida como “la calle que va de Puerta Cerrada al Matadero)”. (García León, G., y Martín Ojeda, Marina, Écija artística. Colección documental siglos XVI y XVII”, 2018: 299).

Aspectos culturales y etnográficos

Las personas mayores recuerdan los espectáculos poco edificantes acontecidos en la fuente de Puerta Cerrada de su barrio ‘Puerta Cerrá’, vecinas que se les hacía la noche esperando a llenar sus cántaros. Recuerdan que el pilón tenía muchas avispas, y cuando se vaciaba era un verdadero foco de infección, y que la fuente, como elemento de necesidad básica–también de encuentro y socialización– era, por tanto, testigo de charlas y chismorreos, a veces en amigable tertulia, y otras, trifulcas entre vecinas.

Las largas colas que se formaban mientras las aguadoras aguardaban su turno, llevaron a insertar tubos dentro de la boca de cada uno de los delfines de la fuente (véase foto histórica del año 1962) y de la colocación de unos grifos que facilitaban el llenado de cántaros y cubos. A mediados del siglo XX, los vecinos del populoso barrio recuerdan que la fuente daba muy poquita agua y que la potabilidad no era buena.

En este barrio se celebraba el ‘mercado de la madera’, uno de los mercados más antiguos de la ciudad, y en su entorno, al lado de una ferretería, se encontraba un antiguo mesón del siglo XVIII conocido como “La Posa” (hoy edificio de viviendas).

Otra información

Agradecimientos: Al poeta y escritor D. Francisco J. Fernández-Pro Ledesma, por descubrirme esta fuente (él incentivó mi decisión de catalogarla) y facilitarme las fotos que aparecen en su programa nº17 de cultura y debate “La rebotica del cojuelo”, emitido el pasado 15 de junio de 2023, y al Dr. Sergio García-Dils de la Vega, espeleólogo y arqueólogo municipal de Écija, por su colaboración y aportaciones (fotografías, artículos y extractos de documentación) para la realización del presente trabajo.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
- García León, G., y Martín Ojeda, Marina: “Écija artística. Colección documental siglos XVI y XVII”, 2018.
- Ordoñez Agulla, S. y García-Dils de la Vega, S. “El suministro de agua a Colonia Augusta Firma a la luz de los nuevos descubrimientos arqueológicos epigráficos. El Arcula Terentiani”, Granada, 2021.
- O. A. Cantero: “Fuentes públicas de la provincia de Sevilla" de O. A.
- A. Cantero, P.: “Las fuentes de Écija”. Demófilo. Revista de cultura tradicional de Andalucía, núm. 27, 1998, pp. 143-155).
-Hernández Díaz, J., Sancho Corbacho, A. y Collantes de Terán, F.: “Catálogo Arqueológico y -Artístico de la Provincia de Sevilla”. Tomo III, Sevilla, 1951.

Nombre del autor/es y fecha de la ficha

A. Márquez Pascual
08-07-2023

Advertencia

Esta ficha tiene sólo carácter informativo y preliminar.

Se recuerda que los datos de partida han sido suministrados por personas físicas y están referidos a fechas concretas.

En cualquier caso, la información colgada en esta página web estará en permanente depuración, a través de las adiciones y modificaciones recibidas, y de las verificaciones y homogeneizaciones de criterio oportunas.

Documentación

Localización

Galería

Video

Nombre y apellidos*
Email*
Comentario*
CAPTCHA Image   Reload Image
Enter Code*:

"CONOCETUSFUENTES" es un proyecto pionero de catalogación ciudadana vía Internet de los manantiales y fuentes de Andalucía. Lo desarrolla el Instituto del Agua de la Universidad de Granada. Nació en 2007, fruto de un convenio de colaboración con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Carece de ánimo de lucro y su política es la difusión libre y gratuita de sus contenidos.

 

Más información sobre nuestra política de privacidad: Política de privacidad

diseño web: digitmedia.es

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continua navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información